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Foto del escritorCritica XXI

La era de los aciertos y los errores

Parece que nacemos, comenzamos a crecer y desarrollarnos, y la cosa va de aciertos y errores. Aparece virtualmente una tabla que contabiliza nuestras habilidades, nuestras destrezas, y nuestros gustos. Toda ésta información va siendo clasificada por un sistema invisible de datos, qué, frecuentemente, es administrado por los que más tienen, es decir, los poderes vigentes representados en grande conglomerados financieros, empresas sin rostros, y convenios y consensos internacionales de derechos y obligaciones que nunca decidimos, y mucho menos, construimos. Y lo más preocupante, sigue siendo, como desde hace siglos, los imperativos que delimitan las acciones (y pensamientos) morales y éticos de los seres humanos. Por un lado, los poderes del mundo, exterminan, contaminan, desechan, y le quitan la dignidad a todo atisbo de humanidad presente en las sociedades. Impunemente, hacen y deshacen sus negocios sin importar el precio ni el daño. Pero a su vez, invierten cantidades desorbitantes de dinero y bienes en campañas publicitarias que cuestionan lo que ellos mismos hacen, invitando a la sociedad a convertirse en seres ocupados por el cuidado del medio ambiente, la familia y los valores ilustrados y beneméritos. Estos lacayos de lacayos superiores, se muestran abiertamente y en público abrazando niños pobres, realizando campañas por el cuidado del agua y los bosques, y pidiendo donaciones de órganos, mientras ellos, arrasan con los montes y los bosques, venden órganos clandestinamente, y son los responsables estructurales de la pobreza, el hambre y la educación de millones de niños y niñas en el mundo. Pero la trampa se encuentra en otro lugar. El éxito es la medida con la cual somos medidos día tras días, y el éxito se puede cuantificar, y los números, que son claros y concretos, representan, desde arriba hacía abajo, la escala social y los indicadores reales de los lugares que se pueden ocupar, y cuales no, en este mundo.

(muestra lo que tienes y te diré quién eres) La pelota siempre cae del lado del más blanco y mas esbelto. Los negros y los gordos solo pueden jugar con una pelota armada de papel. Mientras que #nike auspicia a los buenos de la película, los ganadores natos, las estrellas de la noche, los tocados por dios. Y ni hablar de las mujeres y los niños, que según la moral ilustrada deben ir primero, siempre y cuando el macho blanco tenga su lugar asegurado en el bote del éxito y la belleza. Y ojo, no nos ponemos progresistas ni educados. Solo miramos a la parte perdedora y nos damos cuenta de que siempre es la perdedora, de que las reglas no son justas, y que el caballo del comisario siempre gana. Y aún no llegamos a la parte más deshonesta, la cual muestra los indicadores morales. El éxito debe ser pulcro y anglosajón. No puede, ni debe, ser sucio y sudaca. A la mierda con la moral occidental, ilustrada y que habla inglés. (ideología imperialista anti-patria) Siempre nos han dicho que lo de afuera es mejor: la ideología, la educación, la series de televisión, la comida, la bebida, y si nos descuidamos, la familia y los amigos también. Afuera tienen formas de relacionarse más autenticas y directas. Lo de acá, lo nuestro, está contaminado y destinado al fracaso. Los de adentro, somos todos vagos, vivos y ventajeros... Nunca vamos a ser como los de afuera. Las ideas y prácticas imperialista siempre fueron las mismas, desde el tiempo asirio, y seguramente, antes también: crear una realidad homogénea en todos los niveles de la sociedad, presentando y representando, una idea de superioridad estable, confiable y que perdurará en el tiempo hasta que el tiempo deje de ser (paradójicamente) tiempo. Mientras qué, lo que está por fuera de esa idea, es lo opuesto, y por tanto, lo no real. , Así, de esta manera, nos van vendiendo una cosa por otra, hasta que él, o la, misma alma, también se convierte en una cosa que podemos vender, a muy buen precio sí encontramos el comprador correcto. Claro mi amigo, usted no cree en el Diablo, pero el Diablo sí cree en usted. Siempre, una y otra vez, vamos a estar equivocados según la opinión publica, y más aún, sin no somos exitosos. Los exitosos suelen ser los más acertados, sobre todo, cuando tienen a la opinión publica de su lado. Que la información que te contamina, al menos, sea embriagadora y psicoldélica.



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