POR Luis E. Gotte | LA TRINCHERA BONAERENSE
Horacio Verbitsky, fue parte de la inteligencia de Montoneros y conocido como el "Perro" es una figura muy polémica cuya historia ha estado marcada por el doble juego y la traición. Verbitsky, quien supuestamente operaba como un agente de Montoneros, segundo de Rodolfo Walsh, en realidad colaboraba activamente con la Fuerza Aérea Argentina entre 1978 y 1982, durante los años más oscuros de la dictadura militar. Su papel en este período ha sido ampliamente documentado, incluyendo su labor como redactor de discursos para el Brigadier Graffigna, donde se refería al "cáncer de la disolución totalitaria que las Fuerzas Armadas hemos venido a extirpar". Esta frase no solo reflejaba la narrativa represiva de la dictadura, sino que también dejaba al descubierto la cercanía de Verbitsky con altos mandos militares.
Además, Verbitsky gozó de la protección del Comodoro Juan José Güiraldes, un militar retirado pero influyente en los círculos de poder, quien actuaba como un "intelectual orgánico" de la dictadura y ejercía una considerable influencia en las Fuerzas Armadas. Dentro de Montoneros, circulaban rumores persistentes sobre la existencia de un "topo" que filtraba información vital a las autoridades militares. En este contexto, Verbitsky y Firmenich, otro miembro clave de Montoneros, culparon a Juan Gelman y a Rodolfo Galimberti de ser los traidores, lo que resultó en la condena a muerte de ambos, obligándolos al exilio.
Con la llegada de la democracia, Verbitsky se reinventó como defensor de los derechos humanos, presidió el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) entre 2000 y 2021, y mantuvo vínculos con organizaciones como Human Rights Watch. Sin embargo, su credibilidad se vio empañada cuando, el 12 de mayo de 2014, figuras destacadas como Mairead Maguire y Adolfo Pérez Esquivel, junto a un grupo de académicos de Estados Unidos y Canadá, solicitaron a Human Rights Watch que tomara medidas para garantizar su independencia, señalando que algunos de sus directivos tenían conexiones directas con el Partido Demócrata, el gobierno de Estados Unidos y la CIA.
A pesar de su trayectoria controversial, Verbitsky sigue ejerciendo una influencia considerable en el discurso público. En una reciente publicación, afirmó que “en 1955 los militares golpistas pudieron probar que desde los 58 años Perón convivía en RPO con una niña de 14 años, Nelly Rivas, quien reconoció la correspondencia entre ambos y admitió los hechos. Esto no implicó el fin del peronismo.” Sin embargo, esta acusación carece de fundamentos sólidos. La supuesta documentación nunca fue sometida a peritaje y no contenía la firma de Perón, mientras que Rivas, en una entrevista realizada en la década de 1960 para la revista Radiolandia, negó enfáticamente dicha relación. Además, cuando Perón asumió nuevamente la presidencia, Rivas, junto a su marido e hijos, lo visitó sin que este episodio generara controversia alguna. Incluso el periodista José Ignacio García Hamilton desestimó la veracidad de estas acusaciones, señalando que, aunque Perón podría ser criticado por muchos aspectos, esta relación no formaba parte de su conducta.
El motivo detrás de esta reciente referencia de Verbitsky a Perón y Rivas es incierto, pero sugiere una persistente intención de dañar la imagen de Perón, posiblemente en obediencia a los intereses de quienes han influido en su vida y carrera. En Verbitsky, la traición no es solo un acto del pasado, sino una constante que ha definido su esencia y sus acciones a lo largo del tiempo.
El perro debe respetar la correa.