“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” – San Juan 15:13.
Sabemos que Evita dio la vida por su pueblo. Esto no es una frase al aire, repetida o armada. En las anécdotas de los que vivieron la época, en la dignificación de los mas humildes, eso se siente, se vive, es visceral y emociona hasta el día de hoy. Antes de Eva y de Perón, había trabajo, claro está, Perón no invento el trabajo en argentina, había trabajo antes. Esta frase trae aparejadas discusiones. ¿Qué tipo de trabajo? El de jornadas de más de 12 horas sin tener derecho siquiera a una silla para descansar. El del campo, con los arrieros en la Patagonia y los mensualeros en el monte. El trabajo poco digno, de los grandes frigoríficos ingleses. Perón trajo trabajo, pero trabajo digno. En esta epopeya universal de crear trabajo digno es donde aparece la Mujer mas grande que el movimiento obrero pudo tener. EVITA.
Mientras Perón creo las condiciones necesarias del pleno empleo, Eva acobijo niños, sano mujeres marginales, apoyo trabajadores harapientos y desposeídos.
Por dignificar al pueblo hambriento fue estigmatizada en vida y ultrajado su cuerpo de muerta. Pero el pueblo no olvido ni olvida quien fue y quien sigue siendo en nuestros días.
Aquí hay una advertencia para la casta política partidocrática de nuestra época. Lo enemigos importan, y sabemos quiénes son, donde encontrarlos. Porque los que usan la imagen de Evita para ganar una elección en nombre del peronismo son peligrosos y el Pueblo lo sabe. El Pueblo argentino es consciente de ello, porque lleva en su memoria la dignidad de una nación grande.
Eva no es slogan de campaña ni bandera de meros funcionarios alejados del pueblo. Tampoco la excusa de los caprichos burgueses universitarios que la quieren usar de pañuelo de colores en el cuello, ni de la CGT que la quiere beatificar y arrastrar su imagen por los escenarios que no apuntan hacía los trabajadores y las trabajadoras. Eva tampoco puede ser manoseada por los doctrinarios que se creen los dueños de la verdad.
Nos quieren hacer creer que Eva Perón nació en otro mundo, que fueron otros tiempos, el siglo XX, el mundo industrializado, de post guerra. Nos quieren hacer creer que hoy la Argentina no exporta sus barcos, que ya no hay más barcos, que fue otro mundo el de los ferrocarriles. Tal vez nos quieren hacer creer que fue otra época en la que Evita organizó un grupo de enfermeras, reconocidas (y atacadas) a nivel mundial por la Cruz Roja, reconocidas por acudir a los más pobres, por sanar a los que estaban enfermos. Pero parece que eso fue otro mundo, y pareciera que no se necesita ese comando de enfermeras que dignificaban a los que menos tenían, o pareciera que no se necesita y que serian de otro mundo los obreros que trabajan en los ferrocarriles y transportan la producción del país, y parece que nos bajan un mensaje que parece ser de otro mundo, en el cual ya no hace falta la Argentina industrial, porque todo se consigue afuera.
Evita aparece en tatuajes marginales, en las banderas y en las fotos con velas en la casa de un jubilado que cobra un salario de mala muerte.
El mismo corazón de Evita late en el seno del pueblo, que a fuerza de pulmón, sudor y desengaño, sabe distinguir a la Eva verdadera, de aquella que quieren maquillar y usar punta de lanza de causas que Evita jamás reivindicaría.
Evita diría: la ideología es la de Juan Perón… y el pueblo dirá, Evita es nuestra.
Ya ha pasado más de un siglo del nacimiento de la mujer que sigue renaciendo en cada hogar de la patria que necesita pan, paz y trabajo digno, en medio del barro de la historia Evita es pueblo y vive en cada corazón que arropa la bandera Argentina que no se vende ni se entrega a ningún discurso foráneo que insiste en colonizar nuestras mentes y nuestra tierra.
Volveré y seré millones o no hay mayor amor que dar la vida por los amigos. Martirio o testimonio de entrega cristiana. La mística trascendental de Eva fue que entrego su vida por los demás, por sus compatriotas. No le importo la encuesta o el qué dirán. Como representante del pueblo trabajador argentino, discutió cara a cara con las damas de la alta sociedad, represento a los trabajadores y trabajadoras en el vaticano, alimento al hambriento pueblo español. Evita eterna, esperamos que la argentina sea digna de gobernantes que más que nombrarte, aprendan de tu práctica.
Pastor Jonatan Heffele
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