Como bisagra de dos eras, vamos detrás de las respuestas fáciles, de los caminos rápidos, de la información fast food, la que se consume, y también, la que se replica masiva y discriminadamente tan solo con el fin de lograr que otros se indignen o se sientan identificados con lo que yo repudio, pero que sin embargo, y es altamente probable, coincido plenamente en mis acciones.
Hemos regresado (si es que alguna vez nos fuimos) a las prácticas de los blancos y los negros (en términos políticos, no de piel; si así sería, hablaríamos de negros y blancos) que tipifican y estigmatizan los polos: quién no está a mi favor, está en mi contra. Los puntos medios son tildados de tibios. Hay que tomar una postura. O más bien, hay que indignarse en contra de una postura.
Las lógicas de derecha son especialistas en sembrar la duda: desvirtúan la realidad en base a acusaciones falsas (o al menos no corroborables) y mediante sus armas letales (los Medios Masivos de Comunicación) pueden esparcir algún tipo de información por las mañanas, desmentirla por la tardes y volver a confirmarla en las noches. Aquellos que pasivamente consumen este tipo de información, se vuelven acérrimos defensores de la información matutina, jueces de la nueva postura vespertina, y otra vez verdugos nocturnos que salen a cortar cabezas como sí, a las 00 hs del día, se reiniciaría la matrix y todo volviese a comenzar.
Ahora bien, una cosa es cuando la derecha tiene piel de izquierda; otra muy distinta es la derecha de derecha. Vivimos tiempos de derechas de derecha con slogans claros y concretos: "No es una cuestión de colocar cupos de mujeres. Si ponen mujeres porque sí, van a tener que contratar negros también" - (Jair Mesias Bolsonaro. Campaña política 2018); "Los aires acondicionados fueron parte de este cóctel explosivo y siniestro que inventó el Gobierno anterior" – (Mauricio Macri. Diciembre 2015, durante una jornada por la "eficiencia energética"); “Los inmigrantes mexicanos son violadores y algunos, asumo, son buenas personas” - (Donald Trump. Discurso sobre la inmigración, 2018).
Caminamos hacía la desintegración masiva de las sociedades occidentales. Oriente, por su parte apela a las viejas recetas ancestrales y a la memoria: “Si los europeos están diciendo la verdad al alegar que ellos han matado a seis millones de judíos en el Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial -y parece que es cierto porque insisten en ello y arrestan y encarcela a los que lo niegan-, ¿por qué debería pagar por el crimen la nación palestina? ¿Por qué han venido al mismo corazón del mundo islámico y están cometiendo crímenes contra los queridos palestinos utilizando sus bombas, cohetes, misiles y sanciones?“ - ( Mahmud Ahmadineyad, Presidente Iraní); "Sin importar lo lejos que viajemos y el futuro brillante que tengamos, no debemos olvidar lo que hicimos y la razón que nos impulsó a tal fin” - (Xi Jimping, Presindete de China) Por su parte el gigante Ruso expone un pensamiento que va en esta línea: "¿Si soy demócrata puro? Por supuesto, soy un demócrata puro y absoluto. ¿Pero usted sabe cuál es el problema? Es que yo soy el único, no hay otros en el mundo. Tras la muerte de Mahatma Gandhi, no hay con quién hablar" – (Vladimir Putin, Presidente de Rusia).
¿Se regresa a lo que alguna vez se tuvo y no se regresa porque ya no existe?
La humanidad, el ser humano, por su propia naturaleza, apela a sobrevivir. Busca, en su matriz más profunda, la evolución que causa la memoria, el recuerdo.
Nada a cambiado: hay dominadores y dominados. Queda luchar, no por la igualdad, sino, por la justicia que mana del amor, de los sentidos, y no solo de la razón.
Si miramos lo que no se ve, encontraremos, quizás, la realidad y la verdad que nos hará libres.